Sitges 2010: Día 6. Martes

El día se ha levantado bravo y la lluvia y el viento azotan el festival. Para recoger entradas tenemos que esperar bajo la lluvia porque el viento ha tirado la marquesina que protege y señaliza el sitio. Finalmente podemos coger las localidades que nos permiten ver hasta el momento la mejor película vista hasta ahora 13 assassins del gran cineasta japones Takashi Miike. Es una película de samurais, de la época del Shogun. Uno de los Evidentemente la película nos lleva (voluntariamente) a referentes tales como Kurosawa. Es una historia de honor, el auténtico protagonista en cualquier película de samurais, ronins, etc. Es una película de diálogos, magistralmente rodada, con infinidad de personajes, con la violencia y dureza propia de la época, con referentes claros al cine clásico japones pero rodado de una manera moderna, con movimientos de cámara que están lejos del clasicismo estático de estos referentes, con banda sonora más occidental que oriental, con unos paisajes tremendos que realzan la belleza de la película, y con una escena final de lucha magistralmente rodado. Toda la película nos lleva a este apoteósico final, al que por ponerle una pega, le podíamos quitar el epílogo y algunos minutos de metraje intermedio, pero el resultado final es brillante, una obra de referencia.

La segunda película de la sesión del día se trataba de Black Death, de Christopher Smith, realizador inglés que acudió a presentar la película junto con uno de los actores, John Finch y su guionista. En la presentación Christopher estuvo muy simpático y desveló algún de los secretillos de Sean Bean y bromeaba sobre Finch. La película se sitúa en el año 1348, el año terrible de la peste negra que asoló Europa, y como un grupo de enviados del obispo intentan cazar herejes con la ayuda de un novicio que les servirá de guía. La cinta nos habla de los peligros de la fe religiosa e incluso de la no fe, la intolerancia y algunos otros temas que junto con la violencia visual que caracteriza los clichés de la época, la hacen pasable, pero le falta profundidad en el tratamiento. No aporta gran cosa pero puede entretener.

Finalmente para acabar el día, y con el cine lleno hasta la bandera, Outrage, la esperadísima película del maestro Takeshi Kitano como director y actor principal. Vuelve el Kitano de Brother, el Kitano de la tremenda violencia, de los cuerpos mutilados, del humor negro y de la muerte a raudales haciéndonos una radiografía de las estrategias de poder de la mafia japonesa, la Yakuza. El mismo Kitano, Beat, coge la identidad de un yakuza de segunda línea que es utilizado para las tareas sucias y las vicisitudes y las estrategias que sólo pueden acabar con violencia extrema alternada con muestras de un humor negro marca de la casa (la escena del dentista no defraudará a los paladares exquisitos). Celebramos la vuelta del maestro Kitano al cine que le dio fama internacional y del que se había alejado para hacer otro tipo de obras más personales pero que no nos interesaban tanto.