Frase cinéfila

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"

BLADE RUNNER Rutger Hauer

martes, 15 de junio de 2010

HUMPHREY BOGART

Bogart ejemplifica el tipo duro pero sensible lleno de cinismo y con un alto grado de melancolía, un cinismo que no es más que un coraza con la que protegerse de este mundo tan incomprensible.

Humphrey Bogart nació el 23 de enero en 1899 en Nueva York en el seno de una familia de clase media. Participó en la Primera Guerra Mundial donde sufrió un accidente que le semiparalizó su labio superior, lo que le otorgó esa peculiar forma de hablar.El bosque petrificado

Al acabar la guerra y tras pasar por Broadway sin mucho éxito se trasladó a Hollywood, en donde debutó en el cine en "A devil with women" (1930). Sin embargo, esto no fue más que el comienzo y hasta llegar a esa imagen de hombre curtido por el crujir de los días, un tipo que ha visto demasiado y que está de vuelta de tantas cosas, intervino la madre de todas las ciencias: el azar.

La primera intervención de la fortuna fue cuando Archie Mayo consideró que El último refugioBogart podía repetir en el cine el personaje que ya había encarnado en el teatro en El bosque petrificado. Bogart realiza una interpretación enloquecida de un gangster amargado, con el gesto contraído, los brazos mortecinos y rígidos, con un aire chulesco y desquiciado que llama la atención. Bogart se encasilló en una serie de papeles de gangster de segunda, de villano de mediopelo o similares en películas para la Warner como Dead End (1937) de William Wyler, Angeles con caras sucias (1938) de Michael Curtiz o Los violentos años veinte (1939) de Raoul Walsh, estas ultimas junto a James Cagney.

Su segundo golpe de suerte llega con El último refugio (1941) de Raoul Walsh, cuando Bogart ya tenia más de cuarenta años a punto de diluirse entre tanto cine policíaco. Era su último cartucho, como el personaje de la película, Roy Earle, un gangster en su ocaso, alguien que da sus últimos coletazos en una sociedad que no le acepta, una interpretación memorable que le permitió El halcón maltésese mismo año interpretar la que se considera película fundacional del género negro: El halcón maltés, de John Houston. Fue la aparición de un nuevo Bogart, con todas las características que le acompañarían en los personajes que interpretaría desde entonces y que le convirtieron en mito y en la imagen que hoy tenemos de él. Era un personaje duro pero a la vez que soñador y romántico, con un código ético muy personal y único.Casablanca

Al año siguiente, "Casablanca" (1942) de Michael Curtiz haría de él un ídolo y un mito para todas las generaciones cinéfilas. Los títulos en los años 40 (además de los citados) son sobrecogedores: "Sahara" (1943) de Zoltan Korda, "Tener y no tener" (1944) -otro título clave ya que conocería al amor de su vida, Lauren Bacall- de Howard Hawks y "El sueño eterno" (1946) de Howard Hawks, donde se convierte para siempre en Philip Marlowe, un personaje que escupe unos diálogos impregnados de un sentido del humor agrio, hiriente, que revelan su desconfianza en el género humano, a la par que muestra su enorme atractivo hacia las mujeres; es este un film de atmósfera, de ambiente, donde predomina la oscuridad, las calles húmedas, los tonos sombríos como si todo fuera una metáfora del ambiente de corrupción y decadencia generalizada del que emerge la Tener y no tenerintegridad de Marlowe. Siguió su trayectoria con "La senda tenebrosa" (1947) de Delmer Daves, "Callejón sin salida" (1947) de John Cromwell, "Cayo Largo" (1948) de John Huston, "El tesoro de Sierra Madre" (1948) de nuevo con Huston, con quien tenía una gran relación de amistad y alcohol,o "Llamad a cualquier puerta" (1949) de Nicholas Ray.

Si los cuarenta fueron buenos los cincuenta serían también por el mismo estilo en su primera mitad ya que el fatal desenlace de su enfermedad nos privaría del gran Bogey para siempre. "En un lugar solitario" (1950) de Ray, donde la imagen de Bogart caminando por una calle humeda al amanecer queda para la posteridad, "La reina de Africa" (1951) de John Houston, quintaesencia de las ganas de vivir, "El cuarto poder" (1952), una historia sobre el periodismo de Richard Brooks, "La condesa descalza" (1954) de John L. Mankiewicz, con un Bogart inolvidable recordando a Ava Gardner en un cementerio mientras la lluvia se desliza por su sempiterna gabardina, "La burla del diablo" (1954) de John Huston, "El motín del Caine" (1954) de Edward Dmytryk, "Sabrina" (1954) de Billy Wilder, "Horas desesperadas" (1955) de William Wyler y su último film, ambientado en el boxeo "Más dura será la caída" (1956) de Mark Robson suponen los últimos títulos de una filmografíí intachable en la que se podrían citar todos los títulos porque la presencia de este hombre en la pantalla es el CINE mismo.

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The ecstasy of cinema