UN TIPO SERIO, de los hermanos COEN

Realmente esta película, Un tipo serio, es una auténtica película made in Coen, pero no es una película para ganar adeptos ni autocomplaciente que les ayuda a ganar dinero, es una película personal, muy personal diría yo y que no parece pensada tampoco para un gran público. Si no sabes nada de la película, tan solo que es de los hermanos Joel y Ethan Coen, puedes incluso creer que te has equivocado de sala (suponiendo que estés en una multisala, claro). Curioso prologo que no tiene nada que ver con el resto de la película pero que sirve de entrenamiento ante la avalancha de cultura judía que inunda la película.

El argumento consiste en una historia pequeña, una serie de situaciones cotidianas en una comunidad judía en una ciudad de los Estados Unidos en el año 1967. Diálogos ingeniosos y situaciones comunes llevadas al extremo se van tornando en delirio al puro estilo Coen, el drama de los Gopnik, donde los diálogos, agudos y simples, acompañados con una gestualidad cómica pero contenida en la gran cantidad de personajes excéntricos que van dando una serie de tramas mínimas al lado de la central, la desgracia creciente del personaje central que lo va abocando al pesimismo y la duda, todo ello de una manera simple y sencilla, encantadora, pero donde se puede notar una planificación en cada uno de los planos y secuencias. El desconocido actor que interpreta al personaje central Michael Sthulbarg (Larry Gopnik) se erige como el pilar en la que se centra esta recomendable película, con una interpretación realmente destacable y que hará que tengamos que estar pendientes de él en un futuro.

Capítulo aparte merece el final, abierto a tantas interpretaciones como espectadores haya en la sala. Criticado por unos alabado por otros, pero críptico y muy valorado desde esta página. Y para los que no acostumbran a quedarse a leer los títulos de crédito finales, vale la pena el chiste final (tampoco hay que exagerar, pero hace gracia) sobre los judíos.