Frase cinéfila

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"

BLADE RUNNER Rutger Hauer

miércoles, 6 de agosto de 2008

Especial París, ciudad de cine


De la mano de Luis Hueso, esta vez viajamos a París, una de las ciudades mas cinéfilas del mundo. París siempre ha tenido un protagonismo destacado, no en vano el cine nació allí de la mano de los hermanos Lumiere y también cuando el cine incorpora el sonido, como en Bajo los techos de París (1930) de René Clair. París tiene una importancia mundial en todos los aspectos, desde el urbanismo (sus grandes avenidas para evitar barricadas), culturalmente y como la ciudad europea donde se desarrolla primero el concepto de ocio, otro triunfo de la burguesía.
Siguiendo nuestro itinerario cinéfilo podemos observar dos visiones, el París de los estereotipos y el París realista. Al primero de ellos, a la "Ciudad de la luz", a la "Ciudad del amor" con sus innumerables iconos, la constante torre Eiffel, Notre Dame, Montmatre, Opera, Pigalle, etc. que podemos ver en miles de películas entre las que destacamos, Los 400 golpes (1949) de F. Truffaut, Sabrina (1954) de Billy Wilder, París je t'aime (2006), Ninotchka (1939) de Lubitsch, los musicales French cancan (1955) de Jean Renoir, Moulin rouge (1952) de John Huston o Un americano en París (1951) de Vincente Minnelli, ...
A este París de postal se contrapone una visión realista que no renuncia a los elementos urbanos pero los presenta como cotidianos, y podemos dividirlos en dos tendencias. La retratada en el cine policíaco de los años 40, 50 y 60 de Jean-Pierre Melville y de Jules Dassin como Rififí (1955) donde la place Vendôme aparece sin glamour, o las mas actuales Frenético (1988) de Roman Polansk, Ronin (1998) John Frankenheimer o El caso Bourne (2002) de Doug Liman.
Y la que aparece con el cine de la "Nouvelle Vague" donde ninguno de ellos era parisino pero todos vivian en París. A bout de souffle (1959) de Jean-Luc Godard, El signo de Leo (1959), Les rendez-vous de París (1995) y La inglesa y el duque (2001) de Eric Rohmer, Los amantes del pont-neuf (1991) de Leos Carax, París nos pertenece (1960) de Jacques Rivette , nos retratan un París cotidiano, donde incluso los mismos lugares aparecen de manera diferente si es de día o de noche o tenemos películas donde es retrato es de marginalidad y barrios periféricos como en la dura El odio (1994) de Mathieu Kassovitz.
Como dicen los clásicos, "siempre nos quedará París".

No hay comentarios:

The ecstasy of cinema