
De la mano de Luis Hueso, esta vez viajamos a París, una de las ciudades mas cinéfilas del mundo. París siempre ha tenido un protagonismo destacado, no en vano el cine nació allí de la mano de los hermanos Lumiere y también cuando el cine incorpora el sonido, como en Bajo los techos de París (1930) de René Clair. París tiene una importancia mundial en todos los aspectos, desde el urbanismo (sus grandes avenidas para evitar barricadas), cultura


Siguiendo nuestro itinerario cinéfilo podemos observar dos visiones, el París de los estereotipos y el París realista. Al primero de ellos, a la "Ciudad de la luz", a la "Ciudad del amor" con sus innumerables iconos, la constante torre Eiffel, Notre Dame, Montmatre, Opera, Pigalle, etc. que podemos ver en miles de películas entre las que destacamos, Los 400 golpes (1949) de F. Truffaut, Sabrina (1954) de Billy Wilder, París je t'aime (2006), Ninotchka (1939) de Lubitsch, los musicales French cancan (1955) de Jean Renoir, Moulin rouge (1952) de John Huston o Un americano en París (1951) de Vincente Minnelli, ...
A este París de postal se contrapone una visión realista que no renuncia a los elementos urbanos pero los presenta como cotidianos, y podemos dividirlos en dos tendencias. La retratada en el cine policíaco de los años 40, 50 y 60 de Jean-Pierre Melville y de Jules Dassin como Rififí (1955) donde la place Vendôme aparece sin glamour, o las mas actuales Frenético (1988) de Roman Polansk, Ronin (1998) John Frankenheimer o El caso Bourne (2002) de Doug Liman.



Como dicen los clásicos, "siempre nos quedará París".
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