SUPER 8, de J.J. Abrams

Podría empezar diciendo que no había hecho la crítica de Super 8 porque antes quería ver las 7 restantes, pero he pensado que el chiste malo podría causarme deserciones en masa, así que elimino este recurso. El lector hará como si no hubiese leído la primera frase. Me ha costado más de una semana escribir sobre esta película una vez vista. Primero porque había cometido el error de leer excesivamente sobre ella antes de, segundo, porque no tenia clara la sensación con la que salí del cine y debía esperar a coger algo de poso, que en 10 días no ha cuajado como yo esperaba. Se trata de una grandísima película, una dirección impecable, superproducción que no deja detalle a la imaginación, etc. Es decir, valorados los elementos uno a uno y por separado todos tendrían unas notas excelentes, incluso la visión de conjunto, también sería alta o muy alta, entonces, ¿Por qué esta espera innecesaria para hacer la crítica? Ya lo he comprendido, fallaba una sola cosa, que para ser ecuánimes no le podemos cargar a la película. En mi caso ha fallado la mirada del espectador, la mía. Esta misma película siendo un teenager me hubiese vuelto loco, pero he perdido esa mirada ingenua que creo necesaria para verla y disfrutarla como merece. Demasiado cine, muchos guiños donde mirar y una mirada excesivamente contaminada puede provocarte que no disfrutes del todo de una película que tiene todos los ingredientes para disfrutar. J.J. Abrams poco a poco se está convirtiendo en una referencia en el mundo del cine, y con la supervisión de Spielberg, la pareja suma enteros.

También he leído que era una mezcla de Los Goonies y E.T., con todos mis respetos, a pesar de que podemos encontrar lo que yo prefiero llamar "guiños" tiene poco que ver (afortunadamente) y yo os recomiendo que la vayáis a ver (si es que todavía hay alguien que no lo ha hecho), pero intentar ir con la mirada de un adolescente (aunque lo seáis) y disfrutaréis el doble.