Sitges 2010: Día 2. Viernes

El segundo día de Festival, el viernes 8, nos disponíamos a ver 3 películas de muy diversa factura. La primera de todas ellas Rubber, de Quentin Dupieux nos hizo reír más que sonreír. No hemos entendido las cosas que hemos oído sobre ella por injustas. Es un film fresco que tiene un prólogo que es una declaración de principios en toda regla y que se repite al final desde otro ángulo mientras salen los títulos de crédito y que puede resumirse en la frase que más se repite "No reasons". Es un divertimento en toda regla sobre el primer neumático asesino en serie de la historia. El policía que lo va persiguiendo nos ofrece los momentos más hilarantes del film haciendo de él un instrumento que nos lleva al fantástico con unos toques de absurdo surrealista que tienen su punto álgido en las escenas finales. Fue una buena manera de comenzar el día cinéfilo.

La segunda propuesta del todo diferente, una de un director ya consagrado (Hero, La casa de las dagas voladoras, etc.) Zhang Yimou que nos presenta su versión de Sangre Fácil de los hermanos Coen en esta su A woman, a gun and a noodle shop. La verdad es que esta película está muy lejos de lo que nos tiene acostumbrado Zhang, tan solo el colorido basado en los paisajes naturales y los vestidos de los protagonistas, de lo más inapropiados por cierto. En esta versión cuesta ver alguna concomitancia con la obra inspiradora, situado en la época feudal pero visualmente más cercano al western a que cualquier otro género. Las muestras de humor, tan oriental, tan amarillo son tan continuas como superfluas en la mayoría de casos. De todos modos la cinta es entretenida aunque no representativa del director.

Para acabar y ya de madrugada, una de las esperadas y icono del festival de este año al cumplirse 30 años de su estreno; The shining (El resplandor) de Stanley Kubrick. Para presentarla una presencia de lujo, Jan Hartman, el productor ejecutivo de la película y de algunas otras películas junto con Kubrick, que nos desveló algún "secretillo" del maestro como cuando él mismo le preguntó sobre la escena final de la foto en el baile de 1921, y la respuesta de Kubrick sensacional "nunca desveles un secreto sobre algo que no entiende ni el mismo director". Para la ocasión se han añadido escenas hasta ahora inéditas haciendo que el film llegue a las casi 3 horas de sus 145 minutos originales. Verla en la pantalla enorme del auditori y con el Dolby Surround 7.1, al sentir el Dies Irae con los sintetizadores del inicio mientras la cámara sigue al coche, todavía tengo el vello de punta... BRUTAL!!!
Por cierto, entre los enseres del Hotel Overloock que están de exposición en el auditori encontramos al doble de Matt Dillon que está rodando una película sobre un político de ámbito local, todo un encuentro.