Green Zone: distrito protegido, de Paul Greengrass

Tenemos ante nosotros una película, Green Zone, que tiene el sello inconfundible de su director, Paul Greengrass, director de las dos secuelas de Bourne con las que tiene muchos puntos en común, como la acción trepidante bien llevada. Es una película de acción a la vez que un film político, pero tan solo de manera secundaria, la trama política está bastante esquematizada en beneficio del thriller que plantea. En la película destaca el planteamiento crítico sobre el conflicto iraquí y un detalle que celebramos, un cierto atisbo de respeto hacia los habitantes de Iraq, cosa que suele ser obviada en películas de este tipo. La escenificación del conflicto esta muy bien conseguida, por momentos podemos incluso oler Iraq, con unos actores que conocen e interpretan con solidez sus personajes mientras la cámara baila a su alrededor en todo momento. Sabemos que hoy en día, la cámara es un elemento más de la acción, pero en ocasiones encontramos a faltar la cámara a la usanza de las antiguas películas bélicas. A pesar del tratamiento esquemático, agradecemos el esfuerzo de Greengrass por hacernos pensar un poco más de lo que los medios de comunicación suponen que podemos pensar y la capacidad crédula que tenemos como espectadores. Siendo una película de ficción, seguramente hay más elementos de la realidad de una guerra que no en la CNN o en los noticiarios de los "países amigos y aliados". El tema a debatir, los numerosos responsables de guerras como esas, la propia administración, los mass media, el ejército y la sociedad civil, que no se moviliza con suficiente contundencia para hacer oír su voz; estamos demasiado cómodos en nuestras poltronas occidentales.