Quantum of solace, de Marc Forster

Quantum of Solace de Marc Forster, se presenta como la secuela de la exitosa Casino Royale, y es la veintidosava película de James Bond (ahora en la piel de Daniel "Putin" Craig), el archifamoso 007 espía al servicio de su graciosa majestad, pero no lo parece, sinceramente. La película entretiene, no defrauda en lo esencial, entretenimiento, ritmo (más en la linea de Bourne que de 007), viajes a lugares exóticos y algunos de los elementos fundamentales que caracterizan las anteriores entregas, pero no todos ni mucho menos. Este Bond esta desangelado, no utiliza los mil y un gadgets que Q le acostumbra a suministrar (¡ni siquiera aparece!), el automóvil como icono solo es insinuado (volvemos al Aston Martin) y lo que es peor, Bond adolece por completo de sentido del humor, de ironia es un ser mas sombrío, irascible, vengativo i tremendamente violento que prácticamente sólo aparece en escenas de acción y debiéramos recordar que Bond no es un héroe de acción, es un espía.
Los villanos no brillan tampoco a un alto nivel (sorprende el cambio de registro de Amalric de La cuestión humana a este otro personaje, un ecologista con pérfidas intenciones) y las chicas Bond no desentonan en esta dinámica de poco brillo. El guión firmado por Paul Haggis (Crash, Million dollar baby, ...) no profundiza en ninguno de sus personajes, donde la desconfianza es moneda de cambio. y se centra en un exceso de acción. Película trepidante con una fotografía excelente pero que amenaza con "ensombrecer" el mítico personaje creado por Ian Fleming. Por cierto, si el otro día destacábamos una presencia española en Appaloosa aquí tenemos otra aparición, Fernando Guillén Cuervo haciendo de General bananero corrupto.