Puedo asegurar que entré en el cine con toda mi buena voluntad esperando pasar dos horas de entretenimiento del bueno para ver este Desafio Total, este remake de Total Recall, esta vez de la mano de Len Wiseman, pero todo se quedó en la entrada. Había leído, no las críticas pero si que divergían enormemente unas de otras, o gusta o todo lo contrario. Pese no haber leído el libro original Philip K. Dick y no ser un talibán de los remakes y/o reboots (esto es: que a veces parece un sacrilegio hacer un remake, si tocan algo es un sacrilegio y si no lo tocan, es falta de originalidad, por lo que siempre el remake es polémico o directamente malo), la verdad es que no he disfrutado en exceso de la película, más bien he tenido que mirar varias veces el reloj, y eso es una mala señal. Intentaré explicarme sin introducir spoilers, cosa difícil. Evidentemente siempre es complicado hacer un remake y más si el listón está muy alto, como en el caso de la versión del siempre interesante Verhoeven con el abuelo Swarzy. En esta primera había humor, mala leche y otras cosas que he encontrado a faltar en esta otra, sobretodo ritmo, porque esta es muy frenética, pero eso no quiere decir que tenga ritmo.

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