Kubrick forever

No seré yo el que diga algo original sobre Kubrick, con el montón de libros y revistas dedicados a él, ni falta que hace que lo diga, pero esta semana el homenaje de este blog va para él. Su genialidad va mucho más allá de lo que se pueda decir, y creo que el mayor elogio que se le puede dar a un ser tan perfeccionista como él lo era, es ver año tras año sus películas y darte cuenta que las puedes ver mil veces y no te aburren, siempre les encuentras un matiz nuevo o simplemente te atrapa su manera de presentar las imágenes, formidables, y sus historias. En la primera foto podemos ver una simpática foto durante el rodaje de El resplandor, la película más aterradora que yo puedo recordar, y creedme he visto muchas. En la segunda foto vemos a un Kubrick entregado al rodaje, dando instrucciones a los actores, faceta en que precisamente no destacaba por su sensibilidad, de otro género, la ciencia ficción. Por este género (y incluso diríamos del cine) lo revolucionó totalmente y hay un antes y un después de 2001, una odisea del espacio. Todavía hoy en día hay debates abiertos sobre lo que representa el monolito dichoso, la pertinencia de la música clásica (siempre tan importante para Stanley, ¿puedo tutearle a estas alturas?), lo que representa el final, incluso sobre Hal. Abrió algo más que una puerta que los demás directores, sin quitarles ningún mérito, han aprovechado después. Y por último una escena de rodaje, una de las más duras de la película, La naranja mecánica, película polémica que sigue angustiando a las nuevas generaciones que la siguen viendo, más música clásica, ultra-violencia y unas imágenes que nos acompañaran siempre, la mayor virtud que valoro de los grandes genios, sus obras nos acompañan de tal manera que las hacemos nuestras y pasan a ser nuestras imágenes y nuestra banda sonora.