TRUE GRIT (Valor de ley), de Joel y Ethan Coen

Uno sale del cine con la sensación de haber visto una gran película cuando sale de la sala grande de True grit (Valor de ley), la nueva aventura de los hermanos Coen, quizás no es la obra maestra (ni falta que hace) pero es muy buen cine que te mantiene en tu butaca con la satisfacción no haber malgastado el dinero. A parte de la historia (no por conocida es menos buena), la interpretación, la dirección, la banda sonora, la fotografía, TODO tiene tintes de oscar y es que puede arrasar o no ganar ninguno, pero seria injusto que no se llevara unos cuantos.
Cómo ya han repetido hasta la saciedad los Coen, no se trata de un verdadero remake de la película de Hathaway, simplemente esta nueva True grit sigue fielmente el libro de Portis en que se basan ambas, por lo tanto no voy ha meterme en cual es mejor. Esta es una gran película y tiene todo lo que se le puede pedir a un western, y todo de calidad. La combinación de los Coen y Spielberg en un mismo proyecto no podría dar otro resultado que este que comentamos. El apartado interpretativo es de escándalo pero sin estridencias. Jeff Bridges, al que amamos hasta el infinito, con los Coen parece que se supera a si mismo y llega a niveles que ya le precedieron con "el nota". Puede que haber ganado el oscar el año pasado le reste opciones en el presente, pero su composición de Rooster Cogburn es sencillamente fantástica y aunque no hace olvidar al que en su día le valió al oscar a John Wayne, no tiene nada que envidiar, eso sí, no logra lo que hemos leído en algunos periódicos (¿serios?) en que Jeff es más icónico que Wayne, y eso si que no. Por mucho que nos guste Wayne, todavía no se ha ganado galones para desbancar al duque a pesar de que los dos llenen la pantalla, no les hace falta hablar para ello. A parte de Bridges, Josh Brolin y Barry Pepper los dos en un papel muy secundario pero relevantes, Matt Damon (Laboeuf) que sigue reivindicándose y dándonos una buena muestra de su versatilidad y una aparición que nos llena de esperanza, la de la jovencísima Hailee Steinfield, que pese a su juventud e inexperiencia borda el papel de Mattie Ross, que aunque no llega a ser tan repelente como en su día lo interpretó Kim Darby habrá que seguir el camino de esta actriz en un futuro que se presenta muy prometedor.
La historia no por conocida deja de atraparnos donde no creo, como también hemos leído, que los Coen hayan reinventado el género, pero si que los que lo dan por muerto pueden comprobar que como el ave fenix, surge de sus cenizas. Una película donde los anti-héroes y el individualismo típico del western se pueden ver mucho más evidentemente que en otro tipo de films y que nos hace identificarnos con esos personajes extremos.