Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo

Cinéfilos asistió al estreno de Gordos, la segunda película del director de Azuloscurocasinegro, Daniel Sánchez Arévalo, con las expectativas demasiado altas, tras ver el tráiler y leer algunas entrevistas sobre el director.
En Gordos se narran varias historias sobre distintos personajes que comparten un mismo denominador: la gordura. Y es que la gordura deviene la representación de nuestro vacío, de nuestros temores, de nuestras preocupaciones… de todo aquello que en la sociedad actual acumulamos (a lo grande…) y manifestamos mediante la obesidad (como podría ser mediante otro vicio). En el filme, por lo tanto, la preocupación no es tanto adelgazar sino averiguar el porqué de la obesidad. De esta manera hallamos personajes atormentados, frustrados con sus vidas, con sus parejas, consigo mismos.
Hasta aquí… nos había cautivado. Sin embargo, el filme no logra transmitir todo aquello que quería transmitir, y ese es su peor enemigo. Es cierto que presume de tener escenas llenas de humor, pero también éstas devienen previsibles a medida que avanza la película, con lo cual deviene incluso aburrida y “tonta” por momentos.
Dos largas horas que combinan grandes interpretaciones (soberbio Antonio de la Torre), con una historia que flaquea en su propia ambiciosa apuesta, y olvida terminar de perfilar unos personajes que finalmente dejan de transmitir, de funcionar. Cinéfilos abandonó la sala con sueño y pocas ganas de reír ya…