Paranoid Park, de Gus Van Sant

Resulta reconfortante ver que no todo lo que viene de USA sigue los tópicos establecidos por los estudios. Gus Van Sant (Elephant, Last Days) nos vuelve a sorprender con Paranoid Park, por su compleja construcción (ausente en la novela en que se basa el film) que nos introduce, de manera casi hipnótica, en la mente de un adolescente, un skater, con miedo y sentimiento de culpa ante un hecho tan trágico como casual. Para ello, tan importante es el lenguaje que teje Van Sant, como su banda sonora, no tanto por la música en sí, sinó por la capacidad que tiene de jugar con los efectos de sonido constuyendo arquetipos más que música, y el juego de alternar imagenes en 35 mm con super 8 mientras juega continuamente con la cámara lenta (omnipresente todo el film) que nos subyuga a mirar y traspasar la pantalla. Mucha parte de culpa la tiene el director de fotografia, Christopher Doyle, responsable de alguna de las últimas películas de Wong Kar Wai (In the mood for love, 2046). Una película para paladares exquisitos. ¡Ah!, atención a la canción final de los créditos, hace que salir del cine te sea dificil.