La aventura americana del director de Hong-Kong Wong Kar Wai mantiene su espíritu intacto pero 
no será reconocida como su gran obra maestra. A pesar de ello My blueberry night mantiene su cine intacto y se trata de una buena película llena de referencias, especialmente a si mismo, desde su impronta musical (el Yumeyi's theme de In the mood for love) hasta el recurso de la cámara lenta para seguir el caminar sensual de la protagonista Maggie Cheung/Rachel Weisz. La película esta formada por 3 historias de soledad y desencuentro, desincronización, rechazo e incluso olvido, sentimientos no correspondidos en todo caso, sentimientos amorosos desde perspectivas dif
erentes, una pareja separada, una relación paternofilial y el camino de una pareja hasta serlo durante 300 días. El autoplagio es constante pero innovador, como el paralelismo que podemos hacer entre la escena de In the mood for love donde es sr. Chow susurra un secreto amoroso en el hueco de un arbol y lo tapa con barro para que se conserve, con la presente cinta, donde la
s llaves de las parejas que se han separado, puede que temporalmente, se dejan en un jarron porque no le corresponde a él (Jude Law) decidir la ruptura definitiva de las parejas ajenas. En este caso el tiempo, ese gran protagonista en sus películas, se ve solapado por el espacio al que se presta el paisaje americano, la américa profunda que filma con preciosismo. Es un trabajo bellamente filmado pero las historias no acaban de enganchar del todo, el dolor deja una huella que en la película no se muestra en ningún momento y tiende, aunque sin serlo, al happy end. Como innovación tenemos también el hecho de que la película no deja el final abierto al que nos tiene acostumbrados el realizador de Chungkin express. El debut de Norah Jones queda algo eclipsado por un gran trabajo por parte de Rachel Weisz y Natalie Portman.
no será reconocida como su gran obra maestra. A pesar de ello My blueberry night mantiene su cine intacto y se trata de una buena película llena de referencias, especialmente a si mismo, desde su impronta musical (el Yumeyi's theme de In the mood for love) hasta el recurso de la cámara lenta para seguir el caminar sensual de la protagonista Maggie Cheung/Rachel Weisz. La película esta formada por 3 historias de soledad y desencuentro, desincronización, rechazo e incluso olvido, sentimientos no correspondidos en todo caso, sentimientos amorosos desde perspectivas dif
erentes, una pareja separada, una relación paternofilial y el camino de una pareja hasta serlo durante 300 días. El autoplagio es constante pero innovador, como el paralelismo que podemos hacer entre la escena de In the mood for love donde es sr. Chow susurra un secreto amoroso en el hueco de un arbol y lo tapa con barro para que se conserve, con la presente cinta, donde la
s llaves de las parejas que se han separado, puede que temporalmente, se dejan en un jarron porque no le corresponde a él (Jude Law) decidir la ruptura definitiva de las parejas ajenas. En este caso el tiempo, ese gran protagonista en sus películas, se ve solapado por el espacio al que se presta el paisaje americano, la américa profunda que filma con preciosismo. Es un trabajo bellamente filmado pero las historias no acaban de enganchar del todo, el dolor deja una huella que en la película no se muestra en ningún momento y tiende, aunque sin serlo, al happy end. Como innovación tenemos también el hecho de que la película no deja el final abierto al que nos tiene acostumbrados el realizador de Chungkin express. El debut de Norah Jones queda algo eclipsado por un gran trabajo por parte de Rachel Weisz y Natalie Portman.
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