
Siguiendo con nuestra ruta viajera estival, hacemos coincidir la Mostra con nuestra visita, de la mano de Francisco García Gómez (Pancho). Venecia es una de las ciudades mas especiales y emblemáticas de la historia y del cine. Construida sobre una laguna por razones defensivas, la ciudad ha quedado estancada, estática, sin variaciones desde el siglo XVIII, por lo que Venecia ha sido siempre un escenario idóneo para ambientaciones históricas y como escenario romántico, con ese aire barroco, bizantino y de lujo orientalista. A parte de sus cualidades arquitectónicas

Como en las otras ciudades podríamos agrupar 2 grandes visiones de la ciudad. La ciudad romántica por excelencia, una ciudad de postal (el Gran Canal, puente de Rialto, San Marcos, La Salutte, el Palazzo Ducale, etc), con ejemplos de la categoría de Sombrero de copa (1935), de Mark Sandrich, donde se nos muestra una Venecia Art Decó, toda reconstruida en unos decorados realmente sorprendentes; Creemos en el amor (1954) de Jean Nequlesco; o Locuras de verano (1955) de David Lean. En ellas, Venecia es un escenario romántico donde no sólo es inevitable enamorarse sinó el lugar más idóneo.
La otra visión de la ciudad, que correspondería a la actualidad, encontramos la ciudad decadente, decrépita, sucia, incómoda, pútrida, malsana, siniestra,

Además tenemos El mercader de Venecia (2004), de Michael Radford, pasando por Nosferatu en Venecia (1986), de Augusto Caminito, Las 3 luces (1

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