
En
Che: el argentino nos encontramos con un biopic con el espectacular papel de
Benicio del Toro, no solo por su asombrosa caracterización, sino también por su interpretación. Sería injusto destacar la interpretación de del Toro (que huele a Oscar) y no hacer referencia a la de
Demián Bichir, que interpreta a Fidel Castro de una manera impecable y sin caer en el histrionismo, que sería lo mas fàcil. La película se centra en el periodo histórico que va desde que se conocen el Che y Fidel (1955) hasta el triunfo en la batalla de Santa Clara y posterior caída de La Habana (1959), y se basa tanto en el propio diario del Che como en la biografía del periodista estadounidense John Lee Anderson.
La mano de
Soderbergh la hace parecer en ocasiones un documental, sobrio, que explica las vivencias

del Che en Sierra Maestra con continuos flashbacks (blanco y negro granulado que le da un toque realmente muy creíble) de su intervención en las Naciones Unidas el 1964, de una manera un tanto distante, sin aparente apasionamiento, didáctica pero un tanto lenta, que retrata más la cotidianidad de la guerrilla y exento de épica propagandística. Esta sería el principal defecto, el querer huir a toda costa del panfletarismo y quizá del cine político y esto la hace un poco fría. Mientras esperamos la segunda parte, para esta primera merece la pena pagar la entrada en un momento en que los mitos parecen desaparecidos, así como las ideologías, y las frases del Che nos transportan con nostalgia a otros tiempos.
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