
La reflexión que sobre la violencia (por y para la burguesía) se puede plantear el espectador resulta igualmente convincente en el 2008 que en el 1994. En todo caso el espectador puede que sea más sensible al sufrimiento de una guapa y conocida Naomi Watts (es espectacular lo bien que llora esta mujer) que con la original y desconocida para el público mundial Susanne Lothar. Si todavía no habéis tenido la oportunidad de ver ninguna de las dos, desde aquí os conminamos a hacerlo a no ser que seáis realmente intolerantes a la violencia incómoda (nada de gore), podéis escoger, en alemán o en inglés. A los protagonistas también se les da un cierto margen para escoger y el espectador es cómplice de ello. ¿Lo serás tú?
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