Frase cinéfila

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"

BLADE RUNNER Rutger Hauer

sábado, 29 de septiembre de 2007

Cine y pensamiento

Por mucho que el cine sean imágenes en movimiento, no hay que despreciar todo lo que nos puede hacer pensar de una película, no solo las imágenes propuestas, sino los diálogos e incluso los silencios, la música, el simbolismo, el montaje, etc. El cine puede relacionarse con cualquier otra producción cultural casi sin limitaciones. Aquí pretendemos establecer todo tipo de puentes entre el cine y el pensamiento en un amplio espectro. Proponer temas de debate y de reflexión tomando como punto de partida el cine en conexión con otras producciones culturales, como por ejemplo las adaptaciones literarias, y que a vosotros os pueda interesar hasta el punto de haceros participar.

Quemar para no leer, quemar para no pensar, quemar para no ser consciente de lo que nos rodea, de los que somos, de lo que podemos llegar a ser y hacer... ¿Recuerdas "Farenheit 451"?

Nuestro primer apartado tratará sobre la RELACIÓN DEL CINE CON ARISTÓTELES Y SU POÉTICA.

Aristóteles investiga el tema de la verosimilitud en sus escritos sobre poética, que significa “engendrar”, y nos dice que el acto creativo es fundamentalmente mimesis, imitación. Así pues la creación poética responde a dos causas: El valor cognoscitivo pedagógico de la imitación y el placer que tal imitación nos produce. La catarsis se logra cuando el espectador se identifica con los acontecimientos del relato, llegando a llorar.
Aristóteles nos dice que esta identificación del espectador con el sufrimiento del héroe purifica el alma. Asimismo, según el autor, al poeta corresponde decir lo que podría suceder, lo posible según su verosimilitud de manera que parezca necesario. Así pues, los personajes de ficción han de mostrar verosimilitud tanto en el discurso como en las acciones. El héroe poético debe estar en tensión entre el vicio y la virtud. Con este conflicto nos sentimos identificados.
Finalmente, también es un recurso el buen uso de paralogismos, haciendo pasar por verdaderos argumentos engañosos.
El poeta ha de "preferir lo imposible verosímil a lo posible increíble". Porque sólo lo verosímil conecta con el público.

DEL TEATRO AL CINE

Si bien la poesía sólo se ve limitada por la imaginación del lector, el teatro se encuentra con todo tipo de dificultades para hacer verosímiles los elementos de ficción. El cine ha podido superar algunas de las dificultades del teatro. La cámara, como ojo que todo lo ve, puede mostrarnos cada escena desde cualquier ángulo imaginable.
La verosimilitud en el cine se logra tanto desde la actuación de los personajes como desde el guión.
Pero la verdadera diferencia respecto al teatro se encuentra en todo el repertorio de técnicas cinematográficas.

EJEMPLOS: Hitchcock. El juego con el espectador - En su película "39 escalones" de 1935, Alfred Hitchcock pone en escena una problematización humorística de la verosimilitud. Cuando el protagonista pretende huir disfrazado de lechero para que los bandidos no lo atrapen, trata de convencer al verdadero lechero para que le deje su uniforme contándole su historia. Le dice que una mujer ha sido asesinada en su departamento, que esa mujer era una espía perseguida por una mafia internacional que ahora le persigue a él. Aunque es la pura verdad el lechero no le cree y se resiste a ayudarlo. Entonces el protagonista cambia de estrategia: le dice que le ha mentido, que ha tenido una aventura amorosa con una mujer la noche anterior y que intenta huir del marido que está esperándolo afuera. El lechero lanza una carcajada y exclama: "Hombre haberlo dicho antes. Ahora lo entiendo todo!".
El lechero simboliza al espectador de cine, que no busca la verdad sino la verosimilitud, lo que él sea capaz de creer.
Y es que muchas veces la verdad es demasiado inverosímil como Hitchcock hace bien de recordarnos.

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The ecstasy of cinema