Una de las
presencias más inquietantes del Festival de Sitges fue el japones Hiroshi Ishiguro, "padre de los geminoides" que figuraban en el cartel promocional de este año. No se si daba más yuyu el geminoide o su creador, en todo caso sus palabras y su masterclass fueron impecables. Un dato, Ishiguro se ha hecho operaciones de estética para parecerse al geminoide ya que él va envejeciendo y el geminoide no y es una réplica exacta de él, como se ve en la foto... ¿acojona o no? Las cosas que dijo sobre un futuro muy cercano (10 años) realmente ponen los pelos de punta, pero a la vez son muy estimulantes para los amantes de la ciencia ficción.
Este año no teníamos entradas para la clausura (por primera vez), y después de haber asistido a la conferencia de Ishiguro, nos metimos en la sesión anterior a la entrega de premios a ver una gran película Drive, de Nicolas Winding Refn. Sin una gran apariencia, sin gran despliegue de artificio, de una manera sobria, con un gran montaje y un buen ritmo, apenas sin diálogos, estos poco elaborados, sencillos y básicos, con una gran banda sonora, se despliega esta historia sencilla pero llena de fuerza, que te atrapa, y que hace que incluso Ryan Gosling, que no
era hasta ahora, santo de mi devoción, se perfila en un gran papel, sin actuar, casi con frialdad extrema, pero efectiva. No es una obra maestra, ni lo pretende, pero es de esas pequeñas películas que cuando se ven sin expectativas, se va haciendo grande. Con algunas lagunas de guión, con historias que a veces no encajan a la perfección, con algún momento gore (ideal para el público de Sitges) pero que te hace salir satisfecho del cine, después de haber disfrutado, con un tipo de cine que no se prodiga en los últimos tiempo, mitad cine negro, mitad violencia moderna, Drive es una película que recomendamos. También hay que decir, que el hecho de ir bien acompañado al cine, hace que las películas parezcan mejores, yo no podía ir mejor acompañado, por lo tanto la película fue tremenda, pero no tanto como la compañia.
presencias más inquietantes del Festival de Sitges fue el japones Hiroshi Ishiguro, "padre de los geminoides" que figuraban en el cartel promocional de este año. No se si daba más yuyu el geminoide o su creador, en todo caso sus palabras y su masterclass fueron impecables. Un dato, Ishiguro se ha hecho operaciones de estética para parecerse al geminoide ya que él va envejeciendo y el geminoide no y es una réplica exacta de él, como se ve en la foto... ¿acojona o no? Las cosas que dijo sobre un futuro muy cercano (10 años) realmente ponen los pelos de punta, pero a la vez son muy estimulantes para los amantes de la ciencia ficción.Este año no teníamos entradas para la clausura (por primera vez), y después de haber asistido a la conferencia de Ishiguro, nos metimos en la sesión anterior a la entrega de premios a ver una gran película Drive, de Nicolas Winding Refn. Sin una gran apariencia, sin gran despliegue de artificio, de una manera sobria, con un gran montaje y un buen ritmo, apenas sin diálogos, estos poco elaborados, sencillos y básicos, con una gran banda sonora, se despliega esta historia sencilla pero llena de fuerza, que te atrapa, y que hace que incluso Ryan Gosling, que no
era hasta ahora, santo de mi devoción, se perfila en un gran papel, sin actuar, casi con frialdad extrema, pero efectiva. No es una obra maestra, ni lo pretende, pero es de esas pequeñas películas que cuando se ven sin expectativas, se va haciendo grande. Con algunas lagunas de guión, con historias que a veces no encajan a la perfección, con algún momento gore (ideal para el público de Sitges) pero que te hace salir satisfecho del cine, después de haber disfrutado, con un tipo de cine que no se prodiga en los últimos tiempo, mitad cine negro, mitad violencia moderna, Drive es una película que recomendamos. También hay que decir, que el hecho de ir bien acompañado al cine, hace que las películas parezcan mejores, yo no podía ir mejor acompañado, por lo tanto la película fue tremenda, pero no tanto como la compañia.
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